Al fin dejo la ruidosa y caótica la Paz y me voy acercando al final de mi etapa boliviana en un lugar muy especial: el lago Titicaca.
Copacabana es la población más turística de la zona, la de más fácil acceso y de la que parten los barcos a la isla del Sol. Su calle principal está abarrotada de bares con terraza en los que ofrecen bebidas varias y trucha, hostales y puestos de artesanía. Abajo, el puerto, con chiringuitos y alquiler de barcas. También los barcos que salen hacia la isla del Sol.
Esta isla se encuentra a unas dos horas de Copacabana. En ella viven pequeñas comunidades de campesinos y se conservan ruinas incas.
La luz, el color del agua, los nevados de la cordillera al fondo, hacen de esta isla un lugar muy especial. Sobre todo si esperas un ratito a que todos los turistas que venían en el mismo barco se dispersen.
Recorrer la isla de norte a sur en soledad, con el silencio sólo roto por una lejana flauta y quizás algún rebuzno es una experiencia que vale la pena. Te conecta con la naturaleza, con la tierra y contigo misma.
Al sur se encuentra la población de mayor tamaño, recorrida por un camino de piedras en pronunciada pendiente. A los lados del mismo las mujeres hilan lana de llama y venden artesanías. Es difícil elegir hospedaje, y también lugar donde cenar: todos tienen excelentes vistas y buenos precios, y esa trucha huele taaaan bien…